Por suerte cada vez existe una mayor conciencia y más normativas sobre la eficiencia energética y el consumo de energía a nivel doméstico, cuyo objetivo es reducir la contaminación ambiental.
Uno de los sistemas en los que más se consume en una vivienda es la climatización. Climatizar un inmueble supone el 40% de la factura de energía. Por ello, desde hace años es obligatorio que los sistemas de aire acondicionado posean una etiqueta energética.
¿En qué consiste la etiqueta energética del aire acondicionado?
La etiqueta energética es un distintivo que informa acerca de la eficiencia energética de un electrodoméstico. Es obligatoria para diferentes electrodomésticos, entre los que se destaca el aire acondicionado.
Dentro de esta etiqueta aparece una clasificación energética que va desde la A+++ (mayor eficiencia energética) hasta la G (menor eficiencia energética).
Dentro de esta etiqueta aparece la siguiente información:
- Consumo anual de energía según la zona geográfica: Es una estimación del promedio consumido por el equipo durante un año, teniendo como base la normativa que especifica las zonas geográficas.
- Potencia de refrigeración: es la capacidad de enfriamiento y tiene como base el funcionamiento pleno del sistema.
- SEER: eficiencia energética del aire acondicionado estacional en frío: se consigue relacionando la capacidad frigorífica con el consumo de energía con el consumo necesario para obtenerla. Cuanto más alto sea este coeficiente mejor es el rendimiento del equipo.
- En caso de poseerla, la potencia calorífica: en pleno rendimiento del equipo, la potencia calorífica que aporta.
- Eficiencia energética del aire acondicionado estacional en calor: relación entre la capacidad calorífica y el consumo de energía necesario para conseguirla. Así como también el enfriamiento. Mientras más alto sea, el rendimiento será mayor.
- Unidad interior y exterior y su nivel sonoro
Esta etiqueta es obligatoria en todos los aparatos de aire acondicionado.
Importancia de la etiqueta energética en los sistemas de climatización
La parte más importante de la eficiencia energética de un sistema de climatización es la relación que existe con el consumo de energía. En este sentido, a mayor eficiencia energética, menor consumo del aparato. En una época en el que el precio de la energía en nuestro país ha alcanzado máximos históricos, la reducción del consumo en la climatización se convierte en algo básico para la economía doméstica.
Desde 2013 es obligatorio que las viviendas españolas cuenten con el denominado Certificado de Eficiencia Energética, el cual informa del consumo de energía general de la vivienda. Siendo que el 40% del consumo se invierte en la climatización, la etiqueta energética de los sistemas de clasificación adquiere una gran relevancia para el consumo final de la vivienda.
Lo cierto es que los sistemas de climatización eficiente son más caros que los convencionales. Sin embargo, el menor consumo que realizan los convierte en una gran inversión, que se recupera a corto plazo.
Cuando se habla de la eficiencia energética del sistema de climatización la relacionamos mucho con la pérdida de calor. Cuanto menos pérdida de calor exista, es decir, que la mayor cantidad de calor generado llegue a su objetivo, su eficiencia será mejor.
Termostatos inteligentes
Uno de los aspectos que más dificulta la eficiencia energética es el alcanzar la temperatura deseada. Generalmente encendemos y apagamos los aparatos muchas más veces de las necesarias para conseguir una temperatura de confort.
Para evitar esto, los diferentes sistemas de climatización suelen contar con termostatos que permiten determinar una temperatura, siendo el propio sistema el que adapte su funcionamiento a dicha temperatura, sin “perder” energía por el camino.
Dentro de los termostatos, en la actualidad existen termostatos inteligentes que permiten control remoto, determinación de horarios, crear perfiles al gusto de cada habitante o adaptar la temperatura interior a las características climáticas del exterior.
Además, este tipo de termostatos aprenden por sí mismos, adaptando el uso del sistema de climatización para aumentar, si cabe, su eficiencia energética.